jueves, 15 de noviembre de 2012

Despedida

Pasaron cuatro años. Cuatro malditos años. Yo seguí con mi vida perfectamente, pero siempre iba a haber algo que cada tanto me haga regresar a ese momento. Más que al momento, es al remordimiento. Salí de mi casa y comencé a caminar. Llevaba un paraguas, el día estaba triste, lluvioso, mojado. Caminaba con los pies pesados.
El problema empezó sin darme cuenta, sin avisar, rompiendo todo desde adentro. Yo estaba pasando un mal momento, y era mucho más inmadura que ahora, por lo que comencé a hundir gente conmigo, quienes fueron alejándose con el tiempo. Pero nunca me había dado cuenta de que alguien estuvo siempre, que se había quedado aún sabiendo la situación por la que estaba pasando. Más aún, él decidió quedarse aunque estuviese arruinando muchas cosas para el. Hasta que todo se perdió, a causa de mi egoísmo.
Seguí caminando, bajo la lluvia, pensando y recordando cada instante de nuestra unión. No era fácil, para nada fácil, caminar hacia ese lugar, con esta nueva sensación de desesperanza. La gente pasaba como espectros al rededor mío, mientras yo hacía esfuerzos sobrehumanos por no desplomarme en el cemento mojado, derramando lágrimas de luto. Por horas, el camino fue siempre igual, hasta que llegué al lugar.
Las puertas estaban abiertas, una entrada triste y lúgubre que abría paso a un jardín verde, silencioso, con aires de respeto y desconsuelo. Caminé hasta los adentros del jardín, dividido en pequeñas dársenas, pequeñas muestras de un último adiós.
Ahí vi su nombre. Ahí estaba, después de 4 años de no hacer nada por recordar, echando la culpa a mi mala suerte y al destino. Me arrodillé en el pasto húmedo, frente a la inscripción con nombre, fecha y una dedicatoria, poco identificadora a mi parecer. Cerré mis ojos y comencé a pronunciar entre susurros y lágrimas, mi último adiós.
"Perdón... Yo no... Cuándo tu hermana me contó esto... Yo no sabía que estabas, que no estabas más. No... Yo.. " Solté un sollozo "... No será mi culpa que no estés, pero... Juro que no quería que te vayas, no así, no sin... Perdón, perdón, perdón. Ignoré por mucho tiempo que ésto era algo mío, y te arruiné tantas cosas. Perdón por... perdón por no poder... no saber hacerme cargo de lo mío... te obligué a alejarte y no... no... Perdón."
Y ahí me quedé por un buen rato, saboreando la amargura de querer disculparme, y no poder hacerlo. "Porque ya no estás."

lunes, 8 de octubre de 2012

La plaza

Estábamos en una salida. Todos estaban manteniendo diálogos paralelos. Yo cebaba el mate y escuchaba a mis compañeros hablar. Sentada en el suelo de la plaza, las voces de todos se volvían susurros de una noche silenciosa. Su presencia se volvía inexistente.
Y ahí estaba yo, sentada en un bosque. Un bosque sombrío y triste dónde nunca había habido compañía humana. Donde solo estaba yo, acurrucada en mi soledad.
-¡Hey, volvé! ¿Me pasas un mate?
-Sí, perdón. Me colgué.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Lourdes

Las sombras de la cueva llenaban de silencio a los pensamientos de esa mujer. Sólo permitían que en su mente aparecieran voces sin rostro que se remitían a recuerdos dolorosos de su partida. No recordaba ya nada, las pantorrillas le dolían de tanto huir, pero sabía que ya no podía volver. Solo recordaba abstractamente las palabras de su madre "¡Corré, salí, no vuelvas! ¡Corré Lourdes!" y la sensación de desesperanza que eso le dejó. Pero no existía ya nada que la atara al pasado, ya no. Nuevas complicaciones se le avecinaban ¿que hacer ahora? ¿dónde ir? ¿era seguro quedarse ahí?
Dentro de la cueva encontró una planta con una flor muy bella y llamativa. Era completamente inodora. La recogió y sintió como al tacto se volvía como una especie de anestesia. La frotó sobre sus pantorrillas y notó cómo su dolor se calmaba, hasta desaparecer. Pero con el tiempo comenzó a perder toda sensación de existencia de su cuerpo, tanto en sus pantorrillas como en sus manos, los lugares donde había frotado esa flor. Creyó que frotándola sobre su frente, se callarían todas esas voces. Entonces lo hizo, y al hacerlo cerró sus ojos, hasta sumirse en un sueño profundo.

sábado, 21 de julio de 2012

El último líder (Tragedia en EEUU)

Existen dos cosas en este mundo que valen la pena. El futuro y el dueño del futuro. Se les da a todos la misma autoridad de elegir al dueño de un futuro inmediato, cuando ninguno ve el mundo más amplio de lo que les permite su cuello. Ninguno de ellos está destinado a ser el dueño del futuro, por eso es que cada seis años pasan a ser dueños, gobernadores de un pasado. Pero lo que ni los unos ni los otros pueden comprender es que ser un poseedor ilegítimo de un pasado, una parte de la historia, corrompe con los planes del siguiente, y así sucesivamente, hasta que el último líder, el dueño realmente destinado al futuro, se vea incapacitado de realizar su cometido.

Lamento infinitamente la situación de hoy en día. La gente con el cuello rígido no hace más que quejarse de la vida que les toca, del país, la economía y sus líderes. Como he dicho antes, no merecen tener la opción de elegir, cuándo su conocimiento es nulo. Odian a aquél que deberían amar, tachan de tirano al que lucha por su destino, giran en círculos con la cara seria. ¿Por qué tan serios? La respuesta está en que no son capaces de entender la ambigüedad. Eso, ambigüedad es lo que les falta. Amor y odio, tortura y un bien común, todo se reduce a ser uno solo, por eso uno solo puede ser el líder final. No necesito ayuda de nadie para esto y nadie sabe cómo voy a llegar. Ser inmortal es ser una lección para todos y cada uno de ellos. Es ser el que de un giro elemental a la dirección del mundo, después de todo, mi destino es ser el juez último, y condenaré a todo aquel que el destino lo depare. Ha comenzado. Nadie puede detenerme ahora, ni está destinado a hacerlo. Todo está listo para probarle al mundo que yo soy un ser superior, y que soy el único que puede cambiar esta sucia sociedad. Y lo voy a lograr. Mi único obstáculo es esa pequeña peste. Será hora de deshacerme de ese maldito murciélago. No me queda otra que luchar, cuerpo a cuerpo. A la falsa libertad de la gente, arrancarle de cuajo las alas, junto con sus "superpoderes", tomar acción aquí y ahora. Entro a la sala siendo Bane, siendo yo mismo, el único que finalmente destruirá al "héroe", siendo una amenaza según ellos, pero me disfrazo entre la gente. Me veo en la pantalla, desarrollando una embestida ejemplar, única, inigualable. Ser inmortal es eso, precisamente, tener más de un punto del cual florecer. Los directores de esta película creen en la rata voladora, por lo que sé que parte de mi no saldrá vivo de esto. Sin embargo, yo soy el dueño ahora. Me veo en la pantalla generar desastre y confusión. Genial, los pequeños espectadores no tienen idea. Suelto el gas, saco el seguro de las armas, y entro a disparar, me convierto en inmortal, el último líder.

domingo, 3 de junio de 2012

Respirar

He estado respirando por mucho tiempo, mucho tiempo
Que ya empiezo a sentir la contaminación en el aire
Distinguirla, sentirla y probarla
Al punto tal que empieza a afectarme.
Pero mientras mi camino se topa una y otra vez con el océano,
El oscuro, profundo y solitario océano,
Veo que mis versos vuelven a estallar.
Qué pasa si soy demasiado frágil para el viento?
Y qué pasa si no puedo echar raíces en tierra, y el fuego es demasiado violento.
Voy a sumergirme nuevamente en as profundidades de océano
Dónde los sueños no ven la luz
Dónde el agua calla sus injustas voces.

viernes, 20 de abril de 2012

QEPD

Tengo muchísimo sueño. Tanto sueño como el que me agarra cuando algo me angustia. Si, soy rara, la angustia me da sueño. Pero debe ser esta clase aburrida la que me duerme. ¡Estoy tan cansada! Que bueno que Jus vende café. Ahora en el recreo bajo.
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Está tocando el timbre, que bueno, café-café-café. Salgo del aula y voy para las escaleras. ¿No habrá mucha gente no? ¡Ahí está Jus! Pero... está llorando... ¿Que...?
-Jus, ¿que te pasó?
-Se murió la mamá de Eli.- El mundo se volvió en cámara lenta, o mi cerebro trabaja demasiado rápido.
-¿Que van a hacer?
-Ahora estamos viendo si nos dejan salir a verla. - no puedo pensar en nada, mi cerebro se desconectó. -¿¡Donde están las chicas?!

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Abajo estaban todos dando vueltas, Kary, Vani, Belu... Las veo a todas, yo estoy en shock. Jus me dice que le pregunte a la preceptora como hacer para salir yo también, tengo que llamar a mi papá.
-¿Pa? Hola, escuchame. Se murió la mamá de Eli. Necesito que me digas que puedo salir para poder ir a verla.
-¿La mamá de quién?¿que pasó?
-¡La mamá de Eli papá! La que te dije que estaba mal.- Ahí caigo. Entiendo lo que está pasando. Eli esta sola, Moni se fué. No puedo parar de llorar y verlas a las chicas llorar.
Nos vamos. Son solo tres cuadras hasta la casa de Eli. No se que voy a decir, no se que hacer, no se si puedo llorar o no. ¿Quién soy yo para llorar? No se. Ahí la veo. Eli está hablando por telefono, muy tranquila, es increible su fuerza. Miro para todos lados, las caras de todas, intentando buscar consuelo. Y de repente veo a Moni, acostada, en un sueño profundo y eterno del cual no iba a despertar jamás. Me agarra sueño, mucho sueño, casi no puedo mantenerme de pie.
En ese momento, Eli cuelga el teléfono, nos mira, y comienza a llorar. Grita, con un quejido agónico, que no puedo soportar. Su tristeza es insuperable, su llanto, muy claro, mientras decía "Ella era mi mami."

sábado, 24 de marzo de 2012

24 de marzo

-¿Que es lo que pasa mami?-
-Nada Tomi, es solo viento. - Un viento frío, muy muy frío pensó la mamá.
-¡Mirá! Hay un tito, hay un tito.- dijo entusiasmado el niño, señalando un auto.
- ¿Te gustan los autitos?- rió. Pero dejó de reír cuando vio que se llevaban al vecino. Miró a su nene, lo abrazó y no lo dejó mirar.



-Pa, ¿volviste ya?
-Si, ¿como estás Lau?
-Y... Mal... Vos seguís juntándote con esa gente.
-Lau, ya te expliqué. No voy a dejar de luchar para encontrar a esta gente, ¿Entendés? Ellos se los llevaron. Es lo que hay que hacer. Tengo derecho a hacer lo correcto.
La joven se levantó y dijo -Yo tengo derecho a no tener miedo.- Luego se fue.



En honor a todos aquellos que sufrieron el golpe cívico-militar del 76.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Mistake (español)

Yo tenía diecisiete años. Era joven, ingenua, casi normal. Cometí en un error al escapar de casa, pero en ese momento no parecía algo tan grave; muchos chicos de mi edad intentaban escapar de la autoridad de sus padres, querían libertad... al menos por un rato. Pero mi caso era distinto. Mi mamá había muerto de cáncer de pulmón unos pocos meses antes, y mi papá había comenzado a beber demasiado, justo después de la muerte de mi madre. Lo único que quería era escapar de toda esa depresión que me rodeaba. También fue distinto porque yo no tenía donde ir. Cuando los adolescentes escapan de sus casas, la mayoría se queda en la casa de algún familiar o algún amigo, pero yo no tenía ninguno, así que decidí pasar unos días en algún albergue, o algo parecido; cualquier lugar era mejor que mi propia casa.
Luego recordé que unas pocas semanas antes había notado que el edificio de en frente a mi casa estaba abandonado. Era algo extraño porque no notarías que el edificio estaba vacío, a menos que lo miraras con atención. Era un lugar perfecto para quedarse, por lo menos esa noche.
Recuerdo entrar al edificio, estaba oscuro, frío, para nada confortable. Ratas, insectos y arañas eran las dueñas de todo el lugar. Subí por las escaleras hasta el cuarto piso y traté de dormirme en algún lugar donde las alimañas no me molestaran, hasta que finalmente caí en los brazos de Morfeo.
Me desperté, a la mitad de la noche, expectante, esperando que algo pasara, algo que no sucedió, o por lo menos no en ese instante. Comencé a deambular, absorta en la soledad. Vagamente imaginé como habrían sido los departamentos, como los decoraría si ese fuera el caso; estaba tratando de distraerme de las ratas, me ponían los pelos de punta. De repente escuché algo, supuse que era solo un producto de mi imaginación ya que, después de todo, yo estaba pasando la noche en un lugar oscuro y hostil. Pero luego vi a alguien. un hombre estaba ahí, parado. Estaba aterrorizada y paralizada ¿Quién era ese hombre?
- ¿Estás bien?- dijo el hombre
- ¿Quién sos?- protesté. El dio un paso adelante y dijo - No te preocupes, no te voy a lastimar. Yo vivo acá-
- ¿Enserio?- pregunté incrédula - ¿No está abandonado este edificio?
- Si, por eso me quedo acá. Las calles son peligrosas estos días, y tengo la suficiente suerte de estar en algún lugar que todavía tiene agua corriente.-
Me quedé en silencio. No iba a confiar en ese extraño. Algo en mi expresión hizo que el hombre se riera.
- No tenés de que preocuparte, en serio. Muchas chicas llegan borrachas a pasar la noche antes de volver a sus casas. Yo suelo ayudarlas a estar sobrias, asi pueden volver seguras.
- Pero yo no estoy borracha
- Si, me imaginé. ¿Por qué estas acá entonces?
- Me escapé de casa. ¿Vos?
- Bueno, yo estoy en la calle hace bastante ya. Y es horrible. La gente cree que les vas a robar, las bandas no te dejan tocar su territorio... me alegro de haber encontrado este lugar- yo lo estaba mirando fijamente, temerosa, cosa que él notó. - Como decía... la gente cree que yo soy el tipo malo. Lo que no entienden es que no lo soy, para nada... Solo no estoy en la situación ideal. Yo antes tenía mi casa... pero este mundo, está podrido. Un día tenes todo lo que querías, y al otro estás rogando por monedas y un trabajo- cuando dijo esto, me sentí culpable, mi miedo estaba insultándolo.
- Perdón, es que... me asusta.
- No te disculpes. Tenes suerte igual, tengo algo de comida que conseguí hoy del albergue. ¿Querés? - ofreció, pero yo dudé por un segundo.
Después de un poco de charla y comida me di cuenta que podía confiar en este hombre, o eso creí, hasta más tarde esa noche. Me dirigía hacia el punto donde me había dormido un rato antes, cuando el hombre me agarró por detrás y me tiró hacia la pared. Fui tan estúpida, tendría que haber abandonado el edificio en cuanto supe que no era la única ahí.
- ¡AAAAA! ¡POR FAVOR, PARÁ! - grité mientas el gobernaba mi cuerpo y comenzaba a desvestirme. Corrompió en mi cuerpo al tiempo que me resistía - ¡¡¡NOOO!!! POR FAVOR ¡NO! NO. AHHHHHHHHH ¡AYUDA! ¡¡¡AYUDAAAAAAAAA!!! - y me puso una media en la boca. No podía gritar, no podía luchar contra su cuerpo, y de repente sentí algo extraño. A pesar de lo mucho que odié la situación, encontré un oscuro placer en esa corrupción, algo asquerosamente exitante estaba sucediendo. Era como si mi cuerpo entero me traicionara. Y esto continuó por lo que parecieron horas. Cuando terminó conmigo, el hombre me arrojó a través de una ventana rota.
Me desperté en el hospital al día siguiente.
Nunca voy a olvidarme de ese día. Pero ojalá pudiera.

lunes, 5 de marzo de 2012

Mistake (Ingles)

Leer versión en español

I was seventeen years old. I was young, naive, almost normal. I made a mistake by running away from home, but at the time, it didn't seem like a big deal; most guys at my age tried to escape from their parents's authority, they wanted freedom, at least for a while. But my case was different. My mother had passed away a few moths before because of a lung cancer, and my father, he had started drinking way too much, right after my mother's death. I wanted to run away from the depression that surrounded me. It was also different because I had nowhere to go. When teenagers leave home, they mostly stay at a relative's or friend's house, but I didn't have any, so I decided to stay in some shelter, or something like that; anywhere was better than home.
Then I remembered that a few weeks before I noticed an abandoned building in front of my house. It was weird, because if you didn't pay attention to it, you wouldn't notice it was empty. It was a perfect place to stay, and that's where I stayed that night.
I remember entering that building, it was dark, cold, absolutely not comfortable. Rats and bugs and spiders were the owners of the entire place. I climbed upstairs up to the forth floor and tried to sleep somewhere where  pests wouldn't bother me, and finally fell into Morpheus's arms.
I woke up in the middle of the night, expecting something to happen, which did not, at least not at that precise moment. I started walking, absorbed by loneliness. I tried to figure how the apartments used to look like, how would I decorate if I owned one, I was distracting myself from the rats, they scared the hell out of me. Suddenly I heard something, but I guessed it was a product of my imagination, after all, I was spending the night in a hostile environment. Then I saw someone. A man was there, I was terrified, and paralysed. Who was that man?
"Are you okey?" said the man. "Who are you?" I cried. He took a step in front of me and said "Don't worry, I'm not going to hurt you. I live here"
"You do?" my confusion was impossible to hide "Isn't this place abandoned?"
"It is, that's why I stay here. Streets are dangerous this days. And I'm lucky enough to stay somewhere that still has running water"
I stayed in silence. I wasn't going to trust that stranger. Something of the look at my face made him laugh. "You don't need to worry, seriously. A lot of drunk girls just show up here before going to their houses. I help them sober up a little bit, so that they can go back home safe."
"I'm not drunk" I protested.
"Yeah, I figured. Why are you here anyway?"
"I escaped home. You?"
"Well, I've been living on the streets for a long time you know. And it's awful. People think you are going to steel, gangsters wont let you touch their territory... I'm glad I found this place" I was staring at him, fearfully, fact that he noticed. "As I said... People think that I'm a bad guy. What they don't understand is that I'm not... I'm just not in the best situation. I used to have my own house... but this world, is rotten. One day you have everything you wanted, and the next day you are begging for money and a job" when he said this, I felt sorry for him, my fear was insulting him.
"I'm sorry, it's just... this place freaks me out."
"Don't be sorry. You're lucky anyway, I have some food I got from the shelter. Want some?" he offered, but I hesitated.
After some talking and eating I realized that I could trust this man, or so I thought until later that night. I was heading to the spot I had falling asleep some time before, when he grabbed me from behind and threw me towards the wall. I had been so stupid, I should've left the building the moment I found out I wasn't the only one there.
"AAAAA! PLEASE STOP!" I cried while he took over my body and started undressing me. He corrupted my body as I struggled against it  "NOOO!!! PLEASE DON'T! DON'T. AHHHHHHHHH HELP! HEEEEEEEEEELP!" And he put a sock on my mouth. I couldn't scream, I couldn't fight his body, and suddenly I felt something strange. As much as I hated the situation, I found some dark pleasure in that corruption, something disgustingly exciting was going on. It was as if my body was betraying me. And this went on for what seemed like hours. When he was done with me, he pushed me though the broken window.
I woke up at the hospital.
I will never forget that day, but I wish I could.

lunes, 27 de febrero de 2012

Cuchara de metal

Estaba desesperada por salir. Me habían avisado que mi hermana estaba en el hospital, se le cerró un pulmón. Agarré mi celular, la plata para viajar y salí del departamento. Pero cuando llegué al palier me di cuenta que dejé mis llaves adentro, y no estaba la portera. No podía salir del edificio.
Subí nuevamente, aún sabiendo que no iba a poder abrir la puerta; tenía una cerradura nueva, reforzada, producto de la paranoia de mi papá. Miré hacia la puerta y luego intenté empujarla, en vano, claro está. Desesperada cerré mis ojos y empujé nuevamente, con toda la fuerza que me fue posible aplicar, como si eso fuese a ayudar en algo. Luego de unos tres intentos cesé. Miré mi reloj, la portera llegaría dentro de cuatro horas. Miré hacia la puerta, pensé en mi hermana.
Agarré el picaporte suavemente y sentí como la puerta se abría, desde afuera, yo la estaba abriendo. Sin pensarlo entré a buscar las llaves. Cuando me dí vuelta para salir, vi que había un hombre joven bloqueando la salida.
-Sabía que tu poder iba a llegar- dijo, y me sonrió.

martes, 31 de enero de 2012

Cóndor

Un cóndor sobrevolando las altas montañas de Esquel, un pueblo de la Patagonia Argentina, se posó sobre la cerca que delimitaba un terreno. El terreno era muy amplio, con una pequeña casa humilde a un costado del mismo. Había ruidos dentro de la casa; un golpe de sartén contra el piso, se removían cajones, y algún que otro portazo.
Pero dentro de la casa, también había gritos. No gritos de miedo, ni gritos de dolor. Eran gritos violentos, gritos de odio y de furia. Dichos gritos, apenas eludibles ante el abrumador silencio, estaban cargados de veneno, probablemente merecido. 
—… ¡Eso es lo que se gana, ¿me escuchaste?! ¡NADA! — Decían los gritos de un hombre cargado de emociones que no podía controlar. — ¿Qué?... ¡Contestáme carajo! ¿Te parece que a mí me gusta hacer esto? ¡¿Eh?!— Un golpe contra una pared, aparentemente con un puño o algo más grande. — ¡Contestáme mierda! ¿Te pensás que yo me merezco esto?... Claro que no, te conviene. — Y el silencio inundó la casa también.
O quizá no era silencio, pero esta vez, las montañas no fueron testigos de la voz del hombre, ni de ningún ataque violento contra ningún objeto, como tampoco lo fue el cóndor, que aún seguía posado sobre la cerca. Menos de una hora más tarde, la puerta de la pequeña casa se abrió, y una mujer salió de ahí, como si nunca nada hubiese pasado, como si su marido nunca hubiese gritado. La mujer, con una cámara de fotos en mano, apuntó  hacia el cóndor, que al escuchar el disparo de la cámara, desplegó sus alas y se alejó velozmente. La mujer apartó la cámara de su cara, dirigiendo su mirada golpeada y llorosa hacia lo lejano.