miércoles, 7 de marzo de 2012

Mistake (español)

Yo tenía diecisiete años. Era joven, ingenua, casi normal. Cometí en un error al escapar de casa, pero en ese momento no parecía algo tan grave; muchos chicos de mi edad intentaban escapar de la autoridad de sus padres, querían libertad... al menos por un rato. Pero mi caso era distinto. Mi mamá había muerto de cáncer de pulmón unos pocos meses antes, y mi papá había comenzado a beber demasiado, justo después de la muerte de mi madre. Lo único que quería era escapar de toda esa depresión que me rodeaba. También fue distinto porque yo no tenía donde ir. Cuando los adolescentes escapan de sus casas, la mayoría se queda en la casa de algún familiar o algún amigo, pero yo no tenía ninguno, así que decidí pasar unos días en algún albergue, o algo parecido; cualquier lugar era mejor que mi propia casa.
Luego recordé que unas pocas semanas antes había notado que el edificio de en frente a mi casa estaba abandonado. Era algo extraño porque no notarías que el edificio estaba vacío, a menos que lo miraras con atención. Era un lugar perfecto para quedarse, por lo menos esa noche.
Recuerdo entrar al edificio, estaba oscuro, frío, para nada confortable. Ratas, insectos y arañas eran las dueñas de todo el lugar. Subí por las escaleras hasta el cuarto piso y traté de dormirme en algún lugar donde las alimañas no me molestaran, hasta que finalmente caí en los brazos de Morfeo.
Me desperté, a la mitad de la noche, expectante, esperando que algo pasara, algo que no sucedió, o por lo menos no en ese instante. Comencé a deambular, absorta en la soledad. Vagamente imaginé como habrían sido los departamentos, como los decoraría si ese fuera el caso; estaba tratando de distraerme de las ratas, me ponían los pelos de punta. De repente escuché algo, supuse que era solo un producto de mi imaginación ya que, después de todo, yo estaba pasando la noche en un lugar oscuro y hostil. Pero luego vi a alguien. un hombre estaba ahí, parado. Estaba aterrorizada y paralizada ¿Quién era ese hombre?
- ¿Estás bien?- dijo el hombre
- ¿Quién sos?- protesté. El dio un paso adelante y dijo - No te preocupes, no te voy a lastimar. Yo vivo acá-
- ¿Enserio?- pregunté incrédula - ¿No está abandonado este edificio?
- Si, por eso me quedo acá. Las calles son peligrosas estos días, y tengo la suficiente suerte de estar en algún lugar que todavía tiene agua corriente.-
Me quedé en silencio. No iba a confiar en ese extraño. Algo en mi expresión hizo que el hombre se riera.
- No tenés de que preocuparte, en serio. Muchas chicas llegan borrachas a pasar la noche antes de volver a sus casas. Yo suelo ayudarlas a estar sobrias, asi pueden volver seguras.
- Pero yo no estoy borracha
- Si, me imaginé. ¿Por qué estas acá entonces?
- Me escapé de casa. ¿Vos?
- Bueno, yo estoy en la calle hace bastante ya. Y es horrible. La gente cree que les vas a robar, las bandas no te dejan tocar su territorio... me alegro de haber encontrado este lugar- yo lo estaba mirando fijamente, temerosa, cosa que él notó. - Como decía... la gente cree que yo soy el tipo malo. Lo que no entienden es que no lo soy, para nada... Solo no estoy en la situación ideal. Yo antes tenía mi casa... pero este mundo, está podrido. Un día tenes todo lo que querías, y al otro estás rogando por monedas y un trabajo- cuando dijo esto, me sentí culpable, mi miedo estaba insultándolo.
- Perdón, es que... me asusta.
- No te disculpes. Tenes suerte igual, tengo algo de comida que conseguí hoy del albergue. ¿Querés? - ofreció, pero yo dudé por un segundo.
Después de un poco de charla y comida me di cuenta que podía confiar en este hombre, o eso creí, hasta más tarde esa noche. Me dirigía hacia el punto donde me había dormido un rato antes, cuando el hombre me agarró por detrás y me tiró hacia la pared. Fui tan estúpida, tendría que haber abandonado el edificio en cuanto supe que no era la única ahí.
- ¡AAAAA! ¡POR FAVOR, PARÁ! - grité mientas el gobernaba mi cuerpo y comenzaba a desvestirme. Corrompió en mi cuerpo al tiempo que me resistía - ¡¡¡NOOO!!! POR FAVOR ¡NO! NO. AHHHHHHHHH ¡AYUDA! ¡¡¡AYUDAAAAAAAAA!!! - y me puso una media en la boca. No podía gritar, no podía luchar contra su cuerpo, y de repente sentí algo extraño. A pesar de lo mucho que odié la situación, encontré un oscuro placer en esa corrupción, algo asquerosamente exitante estaba sucediendo. Era como si mi cuerpo entero me traicionara. Y esto continuó por lo que parecieron horas. Cuando terminó conmigo, el hombre me arrojó a través de una ventana rota.
Me desperté en el hospital al día siguiente.
Nunca voy a olvidarme de ese día. Pero ojalá pudiera.

0 comentarios :

Publicar un comentario