sábado, 21 de julio de 2012

El último líder (Tragedia en EEUU)

Existen dos cosas en este mundo que valen la pena. El futuro y el dueño del futuro. Se les da a todos la misma autoridad de elegir al dueño de un futuro inmediato, cuando ninguno ve el mundo más amplio de lo que les permite su cuello. Ninguno de ellos está destinado a ser el dueño del futuro, por eso es que cada seis años pasan a ser dueños, gobernadores de un pasado. Pero lo que ni los unos ni los otros pueden comprender es que ser un poseedor ilegítimo de un pasado, una parte de la historia, corrompe con los planes del siguiente, y así sucesivamente, hasta que el último líder, el dueño realmente destinado al futuro, se vea incapacitado de realizar su cometido.

Lamento infinitamente la situación de hoy en día. La gente con el cuello rígido no hace más que quejarse de la vida que les toca, del país, la economía y sus líderes. Como he dicho antes, no merecen tener la opción de elegir, cuándo su conocimiento es nulo. Odian a aquél que deberían amar, tachan de tirano al que lucha por su destino, giran en círculos con la cara seria. ¿Por qué tan serios? La respuesta está en que no son capaces de entender la ambigüedad. Eso, ambigüedad es lo que les falta. Amor y odio, tortura y un bien común, todo se reduce a ser uno solo, por eso uno solo puede ser el líder final. No necesito ayuda de nadie para esto y nadie sabe cómo voy a llegar. Ser inmortal es ser una lección para todos y cada uno de ellos. Es ser el que de un giro elemental a la dirección del mundo, después de todo, mi destino es ser el juez último, y condenaré a todo aquel que el destino lo depare. Ha comenzado. Nadie puede detenerme ahora, ni está destinado a hacerlo. Todo está listo para probarle al mundo que yo soy un ser superior, y que soy el único que puede cambiar esta sucia sociedad. Y lo voy a lograr. Mi único obstáculo es esa pequeña peste. Será hora de deshacerme de ese maldito murciélago. No me queda otra que luchar, cuerpo a cuerpo. A la falsa libertad de la gente, arrancarle de cuajo las alas, junto con sus "superpoderes", tomar acción aquí y ahora. Entro a la sala siendo Bane, siendo yo mismo, el único que finalmente destruirá al "héroe", siendo una amenaza según ellos, pero me disfrazo entre la gente. Me veo en la pantalla, desarrollando una embestida ejemplar, única, inigualable. Ser inmortal es eso, precisamente, tener más de un punto del cual florecer. Los directores de esta película creen en la rata voladora, por lo que sé que parte de mi no saldrá vivo de esto. Sin embargo, yo soy el dueño ahora. Me veo en la pantalla generar desastre y confusión. Genial, los pequeños espectadores no tienen idea. Suelto el gas, saco el seguro de las armas, y entro a disparar, me convierto en inmortal, el último líder.