martes, 20 de agosto de 2013

La denuncia

No fue mi culpa. Nada de esto fue mi culpa. Esa mujer que está ahí sentada me quiere hacer ver como una loca de remate. Sí, vos Claudia... ¡¿Cómo podes decir eso caradura?!... Sí, disculpe oficial. Bueno, como decía. Ella fue la que se enfureció y me gritó sin escrúpulos hace unas horas. Subió, tocó el timbre a eso de las 5:45 de la tarde, me devolvió el teléfono destruido en una bolsa y me gritó una sarta de barbaridades que no quiero ni recordar; más vale que le propiné una cachetada que no se olvida más. Si, si, el teléfono. No, ella no fue...