miércoles, 24 de julio de 2013

La Marcelina

Marcelina apoyó la botella de cerveza en el piso, volcando un poco en la alfombra. Se incorporó torpemente en la cama y observó las paredes del motel. Eran feas, sucias, desquebrajadas y verdes las paredes del lugar, las cuales ella observaba con detenimiento y gran dificultad. Se levantó y trató de concentrar sus ojos. Observó la diminuta habitación, típica de un motel barato al costado de una ruta, y encontró en el otro costado de la cama, junto con colillas de cigarrillos, botellas de cerveza y papeles, a un hombre calvo, gordo, probablemente...