Las sombras de la cueva llenaban de silencio a los pensamientos de esa mujer. Sólo permitían que en su mente aparecieran voces sin rostro que se remitían a recuerdos dolorosos de su partida. No recordaba ya nada, las pantorrillas le dolían de tanto huir, pero sabía que ya no podía volver. Solo recordaba abstractamente las palabras de su madre "¡Corré, salí, no vuelvas! ¡Corré Lourdes!" y la sensación de desesperanza que eso le dejó. Pero no existía ya nada que la atara al pasado, ya no. Nuevas complicaciones se le avecinaban ¿que hacer ahora?...