Existen dos cosas en este mundo que valen la pena. El futuro y el dueño del futuro. Se les da a todos la misma autoridad de elegir al dueño de un futuro inmediato, cuando ninguno ve el mundo más amplio de lo que les permite su cuello. Ninguno de ellos está destinado a ser el dueño del futuro, por eso es que cada seis años pasan a ser dueños, gobernadores de un pasado. Pero lo que ni los unos ni los otros pueden comprender es que ser un poseedor ilegítimo de un pasado, una parte de la historia, corrompe con los planes del siguiente, y así sucesivamente,...